Los dedos arrugados son, en realidad, una respuesta evolutiva cuyo objetivo es agarrar mejor los objetos cuando estamos debajo del agua. Además habrían servido de ayuda a nuestros ancestros durante el largo proceso evolutivo, permitiéndoles recolectar más fácilmente en vegetaciones húmedas, así como a correr con más rapidez bajo la lluvia.
Aitana Ubide 5º B
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